Queda abierto el desafío a la pluralidad de enfoques. No sólo para quienes guardamos a esta etapa, conservada con la calidez y el amor con los que se llevan caboproyectos en los que se pone el máximo de potencialidad que uno es capaz de brindar. También para quienes han sido acompañantes, habitués, observadores, o simples espectadores.
Si bien la década, la etapa y el proyecto parecen irrepetibles, estamos ahora más seguros que nunca respecto al interrogante que expresa una conocida frase de Lennon. Porque creemos que ese interrogante tiene una respuesta. Porque creemos que esa respuesta es que el sueño no terminó, ni terminará jamás. Con las pertinentes disculpas a esa frase, “The dream is over”, nos permitimos ponerla en entredicho. Simplemente porque el fuego que encendieron Los Wizards dentro de quienes los hicimos, está muy lejos de extinguirse. Porque, además, tenemos la plena conciencia y seguridad de que no hemos sido ni seguimos siendo los únicos. Han existido y siguen existiendo, formándose y disolviéndose o perdurando, decenas de miles de bandas que –como Los Wizards- no han hecho ni hacen otra cosa que dar curso a lo más hondo, incorruptible y hermoso que muchísimos seres humanos poseemos: la creatividad, la fe en el esfuerzo y en el trabajo propio y colectivo y, yendo a lo específicamente musical, en la experimentación, la búsqueda, el perfeccionamiento, el animarse a caminar por senderos no transitados antes. Me parece que, más allá de su obra descomunal, este es el legado maravilloso que Las Cuatro Bestias de Liverpool han dejado incólume, a punto tal que jóvenes que han nacido o crecido mucho después de su separación como grupo, y aún después de las muertes de Lennon y Harrison , se deslumbran con un acorde, con una armonía, con un riff, con una línea rítmica o melódica de cualquiera de sus álbumes. Con lo cual creemos que la perdurabilidad de la quintaesencia, de lo más logrado y bello del rock y el pop está asegurada por larguísimo tiempo. Y, con ella, la perdurabilidad del espíritu revulsivo, apasionante, controvertido, desfachatado, irreverente, alucinante, impetuoso de una década que –a no dudarlo- deberá... no repetirse, pero sí reciclarse y reaparecer (aún bajo otras formas) para rescatar al mundo de la chatura y el ninguneo de la gente sencilla que se nos impuso con globalizaciones y pretendidos fines de la historia.
Con toda la humildad del mundo, permítasenos remarcar y reivindicar el aporte que Los Wizards han efectuado en ese sentido.
Larga vida a Los Wizards, pues.
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Ficha técnica |
Año de formación de la banda: 1965
Lugar de ensayo: Oncativo 82 – Ramos Mejía
Primera formación: Alberto O. Lamas “Beto” (primera guitarra y voz)
(1965) José M. González “Pepe” (guitarra rítmica y voz)
Ruben Mighetti (guitarra rítmica y voz)
Quique Contreras (batería)
Segunda formación: Alberto O. Lamas “Beto” (primera guitarra, armónica y voz)
(1965/1966) José M. González “Pepe” (guitarra rítmica y voz)
Carmelo Colotta “Dany” (bajo y voz)
Breve período de Quique en batería, reemplazado por
Rolando Catanzaro en forma interina y luego, a lo largo
de toda esta segunda formación, por Moonie.
Tercera formación: Alberto O. Lamas “Beto” (primera guitarra, armónica y voz)
(1967/1968) José M. González “Pepe” (guitarra rítmica y voz)
José L. Padilla “Gallego” (bajo y voz)
Juan A. Galván “Pepo” (batería)
Las tres formaciones tuvieron el aporte permanente y decisivo de Juan Carlos
Lamas, en los ensayos y fuera del escenario. El Quinto Wizard, sin dudas.
Estilos musicales transitados: The Beatles, The Rolling Stones, The Byrds, Los
Shakers. Durante la tercera formación comenzó
la composición y ejecución de temas propios.
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